
Cuba realiza experimento de cooperación agrícola con Vietnam para reforzar la seguridad alimentaria
Por primera vez en más de seis décadas, el Gobierno de Cuba ha decidido arrendar tierras agrícolas a una empresa extranjera. Se trata de una compañía vietnamita que ya cultiva arroz en el municipio de Los Palacios, en la occidental provincia de Pinar del Río. La iniciativa forma parte de un proyecto experimental destinado a mejorar la producción nacional y reducir la dependencia de las importaciones.
El programa comenzó con más de 300 hectáreas de tierra, superficie que podría ampliarse hasta 5.000 hectáreas si los resultados son favorables. Esta fase piloto se perfila como un posible punto de inflexión capaz de extenderse a otros cultivos y regiones del país.
Solución a limitaciones tecnológicas y logísticas
La agricultura cubana afronta un obstáculo central: la ausencia del paquete tecnológico necesario para el cultivo de arroz, compuesto por fertilizantes, herbicidas, fungicidas e insecticidas.
La empresa vietnamita aporta insumos agrícolas completos para el cultivo, semillas híbridas de alto rendimiento y técnicos propios con experiencia en el cereal. De este modo, se subsana un problema logístico que ha lastrado la producción nacional.
Impacto laboral directo
Una característica novedosa del acuerdo es que los inversionistas extranjeros pueden pagar directamente a los trabajadores cubanos, lo que se prevé redunde en mejoras salariales para un número significativo de campesinos de la zona.
El objetivo declarado es producir el arroz en Cuba y para Cuba, con un costo estimado de 565 dólares por tonelada de arroz de consumo. Al mantenerse dentro del país, el grano resulta más seguro y menos vulnerable a las crisis internacionales.
Contexto productivo nacional
En el año anterior, Cuba produjo alrededor de 80.000 toneladas de arroz, cifra que representó solo el 11 % de la demanda nacional y evidenció un marcado descenso. Recuperar la agricultura es, por tanto, una prioridad estratégica para el Gobierno.
De confirmarse los resultados positivos, el modelo podría replicarse a todo el país y abarcar nuevas fórmulas de negocios y otros cultivos. Para muchos, la inversión extranjera aparece como "una luz al final del túnel" para revitalizar la agricultura local.